Conducción, una visión microscópica (animación simple)

La materia está hecha de pequeñas partículas que están siempre moviéndose desordenadamente. Se hacen fuerzas entre ellas, giran, chocan, rebotan: tienen energía de movimiento. Cuánto mayor es la agitación de las partículas que componen el cuerpo, mayor es su temperatura.

Si se pone el extremo de una barra conductora sobre el fuego, las enérgicas partículas de la llama le transfieren parte de su energía de movimiento a las partículas de esa zona de la barra. Como éstas empiezan a vibrar más enérgicamente transmiten su vibración a las vecinas, que hacen lo mismo con las siguientes y este efecto se va repitiendo a lo largo de toda la barra. De esta manera se produce una transferencia de energía de un extremo al otro de la barra sin que exista un transporte de materia.

Los mejores conductores térmicos son los metales debido a su especial estructura. Los electrones libres se desplazan por el metal transfiriendo mejor la energía vibratoria en el choque con otras partículas distantes del material. La existencia de esos electrones vagabundos los convierten, también, en buenos conductores de la electricidad.